La marca de chocolates Nelia, creada el año 1923, consiguió en muy poco tiempo abrirse paso en medio de un mercado muy competitivo controlado por las grandes empresas chocolates fundadas en Cataluña (Amatller, Juncosa, Jaime Boix, etc.) y en el resto del Estado (Matias López, etc.) a lo largo del siglo XIX. Este éxito tan rápido e inmediato fue posible gracias a una de las mejores campañas publicitarias que se realizaron a lo largo de los años 20. Unas campañas en las que se aplicaron los principios de la publicidad moderna, que, procedente de los Estados Unidos, se estaban introduciendo lentamente en nuestro país.
Sin embargo, la exitosa irrupción de la nueva marca duró muy poco. En menos de una década (1923-1931), la empresa quebró. Este fracaso fulminante plantea una serie de preguntas: ¿Por qué razones no triunfó un chocolate de alta calidad y presentación exquisita? ¿Por qué fracasó una de las campañas publicitarias más costosas e innovadoras que se habían hecho nunca en Cataluña y España? ¿Cómo fue posible que la nueva marca de chocolate con orientaciones tan modernas naufragara de forma tan rápida y rotunda?